La última de mi primera generación
viernes, 10 junio, 2005, 10:49 PM - De mi para alguien


Mi abuelica amalia se ha ido
En un viernes tuvo que ser
y estas palabras le dedico
pues más no la voy a ver.

La última de mi primera generación
la que quedaba de los que conocí
todos se han ido poco a poco
pero ella quiso vivir.

Se nos ha ido en dos semanas
más no pudo luchar
a todos muy unidos nos tuvo
a todos nos quiso igual.

Se me ha ido mi abuelica Amalia
la fuerte, la bastión
se fue una gran mujer
se acabó la generación.

MI ANIMO A UN AMIGO
viernes, 10 junio, 2005, 04:12 PM - De mi para alguien
“Ni tanto ni tan calvo” como decía el refrán que aunque viejo es de lo más vanguardista.
Yo me quedo con lo más oriolano y panocho “ni má ni meno”.

Y es que me doy cuenta que somos unas simples marionetas del destino. Que esté escrito es otro cantar y se lo dejaré a los pitonisos, profetas y filósofos, que no es mi quehacer, pero en definitiva somos merced de las más mínimas e insignificantes tonterías.

Nos sorprendemos continuamente de cómo tenemos la capacidad de crear, de hacer una vida; nos sorprendemos de cómo el hombre es capaz de respirar y lo que es aún más impresionante, para lo que sirve. De cómo nos movemos, de cómo comemos, de cómo combatimos las adversidades y penurias, de cómo pensamos y de cómo utilizamos los pensamientos.

Infinidad de programas, artículos, tertulias sobre lo maravilloso que somos. Sobre la dificultad del creador, la providencia o lo que sea que haya o no, en hacernos tan bien hechos. En el afán de algunos en llevarse el mérito de la perfección de la creación.
Estamos tan ofuscados en sorprendernos de las virtudes que olvidamos muy fácilmente nuestras carencias. Y el caso es que carecemos mucho más de lo que tenemos.

El ejemplo del iceberg nos sirve perfectamente para entender este ladrillo que os estoy metiendo. El esplendor de lo que asoma y que poco a poco va desapareciendo depende exclusivamente de lo que se esconde, de los que se desconoce.Y es que en nuestras vidas, como en el caso del iceberg, de lo que carecemos es exactamente lo que nos sostiene y nos permite seguir en esta mísera subsistencia.

Gastamos inmensas fortunas en poder curar enfermedades que de otra manera acabarían fulminantemente con nosotros. Nos protegemos a capa y espada para no sufrir en nuestras carnes lo que tanto hemos oído y leído. Construimos para luchar contra las adversidades, contra fenómenos meteorológicos, contra terremotos y sunamis. Proyectamos, hacemos, pagamos por un escudo que tan solo nos cubre los cordones de los zapatos.

Es por todo ello por lo que estoy cabreao, por lo que tengo una sensación de impotencia que me comprime el pecho hasta ahogarme.

Quizás ya lo sabía y quizás ya había hecho estas reflexiones. Es ahora, en la proximidad, cuando más me doy cuenta y soy consciente de ello.

Pero, ¡que ostias!. ¡Pues claro que merece la pena!
¿Que me creeré que estoy descubriendo yo ahora?
¿O es que el descubrir nuestras miserias no ha sido precisamente el detonante de volverlas a esconder?De luchar por y contra ellas. De volcar todas nuestras vidas, nuestros esfuerzos y nuestro dinero en paliarlas. De encontrar en la probabilidad ese cabo al que cogerse para poder seguir “pa lante” buscando simplemente el equilibrio que nunca se debió perder.

Y es que aquí estamos para lo que estamos.
Y quizás en nuestra fragilidad esté el mérito y nuestra felicidad dependa, precisamente, de ella.

Así que no nos sigas tocando los cojones y déjanos como estamos.

Prometemos, por nuestra parte, seguir olvidándote, seguir ocultándote y seguir protegiéndonos. Seguir luchando para y por nuestras familias y amigos. Seguiremos construyendo enormes escudos que nos tapen hasta, por lo menos, las rodillas, seguiremos estudiando hasta desfallecer y seguiremos gastando hasta no tener.

Pero por favor…. No nos toques los cojones.

Por ello pido “ Ni má ni meno”

--Ánimo amigo y compaña--


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