UNA SIMPLE PELOTA
viernes, 10 junio, 2005, 04:01 PM - Idas de bola
En lugar de cientos de agujeros, acostumbrado a algunos menos, encontramos algunos otros miles. El paisaje era espectacular.
Deslumbres por todas partes, cambios de luces por otras y sistemas prismáticos por doquier.
Aquel lugar no tenía precio. Ni lo conocía por otro lado. Era un lugar, ¿Cómo llamarlo?, … salvaje, virgen, avocado a un futuro incierto eso sí, pero a todas luces cruelmente desierto.
El agua brotaba por entre cada uno de sus poros ajena a los cambios de clima y dibujando cristalinas columnas que unían mar y tierra formando un paisaje cuanto menos irracional y surrealista.
Justo en el centro esa gran masa pétrea oscura y desafiante. Perfil espectral repleto de cráteres con remates purpúreos y negros alabástrenos que presagian lo que nadie quiere pero todos ansían, que avanza con la mirada lo que pronto será devorado por los comensales invitados a tan grande honor.
Pronto habrá pasado a la historia como casi todas las cosas efímeras de este mundo pero siempre quedará en nuestras retinas ese instante de sensaciones sublimes que por mucho que intentemos olvidar siempre perdurará en nuestra mentes.
Y aquí viene el quintín con la susodicha pelota.
Buen provecho tenga usted
Fdo: Oda a la pelota y no a Scotland
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Si esto es el infierno... me quiero morir
viernes, 10 junio, 2005, 04:00 PM - Idas de bola
Nos elevábamos hacia el abismo cortando el cielo a nuestro paso. Un manto blanco inundaba la vista alcanzando todo lo que nos rodeaba y sintiendo la llamada del señor.
Allá vamos ilustrísimo!!! gritó nervioso Turmix
Así debe ser el infierno!!! comentó Chacal
Vamos a dirigirnos hacia la lus!!! ordenó Pistachín
El diablo acechaba al otro lado de la espesa niebla mientras recorríamos nuestros últimos metros. Una cabaña al fondo adivinaba el final de nuestra aventura y vislumbraba el fatal final, el infierno, o en el peor de los casos, las llamas del purgatorio.
Aquel extraño aparato nos escupió hacia alante con la fuerza de un gigante haciéndonos deslizar con los extraños artilugios que llevábamos en los pies.
Habíamos llegado a lo más alto, al infierno, al cielo, al paraíso, al purgatorio. Allí estábamos los cuatro asomándonos al balcón de nuestras vidas con el nerviosismo del primer beso cuando en mi interior solo quedaba una frase.
" Si esto es el infierno... me quiero morir "
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