Frente a mi se reflejaban los movimientos especulares de alguien que al tiempo gritaba frases ilegibles.

A derecha e izquierda espectros rezumaban a compás de un compás.

De repente un desvarío, un mareo un dolor una angutia y un desasosiego mientras el compas seguía con su compás.

La imagen especular se distorsionaba a cada envite produciendo una, aún más, fantasmal silueta.

Un dolor frío por toda la nuca resvalaba como el sudor de mi frente hacia abajo recorriendo todos los lugares donde nunca crei que me llegaría el dolor.

Y tras esta otra cuesta y otra cuesta y otra y otra. Y yo por más que quitaba freno, más me dolía. Y por más que paraba, más me mareaba.

Pero allí no había cuestas, allí no había árboles, allí no habían montañas. Allí tan solo había 30 bicis con 30 tios sobre ellas pasandolo igual de mal que yo. 30 bocas echando el vapor inhalado una y otra vez. 30 cuerpos oliendo a lo mismo. 30 charcos reflejando el sufrimiento traducido en sudor y 30 almas con distintos objetivos sufriendo el maquiavélico experimento de un mozalbete que a ritmo Evanasarriano no tiene otra cosa que hacer que jodernos el Jueves por la noche.

Y el se va a tomar cañas y yo paños calientes.

Hoy es viernes y tengo agujetas

Otra vez es viernes
y el morrongo pagao
y cena de fila
y otra vez al quintin
me cago en el copin
me tomo una tila
me vuelvo fumao
y otra vez es viernes