Mi pequeño tributo a Antonio Giménez
jueves, 16 agosto, 2007, 11:42 AM - De mi para alguien
¿Como estás hoy Antonio?...
Espachao Manolico, estoy espachao.
Esas fueron las palabras que desde hace mas de 30 años le he oído decir diariamente a Giménez (con G que así lo pone en su partida de nacimiento del 23 de enero del 1923).
Hijo de un veterinario “bien visto” en aquella Orihuela aristócrata de comienzos de los 30 le permitió conocer y ser conocido. Aunque su facilidad por hacer reír, su amabilidad y su “saber estar” quizás ayudó a que además fuera muy respetado.
Al Tío del Puro ya le quitaron media vida cuando hará unos 6 años le cortaron de cuajo su adicción a fumar habanos (que solo los cubanos le hacían bien). Algún que otro calichaso de Rivera del Duero si que se endiñaba más nunca lo hacía sin invitar, que no gustaba de estar solo. Me tocaba al timbre y con la excusa de no poder darle ya al sacacorchos se colaba en mi casa y brindábamos por la salud de los que aún vivían, por Manolete o por El Ranilla (Franco) al que su devoción le hacía tener más que alguna discusión y no solo conmigo.
Hoy he hecho una comida de 3 platos, una ensaladilla “de capitán general”, de segundo tengo un gazpacho manchego de “gallina de primera puesta” y un hojaldre de frutas con cabello de angel que ni las monjas dominicas, ¿te pongo un perolico?
No Antonio que yo he hecho lentejas………..Lentejas????? ¡Putas lentejas! ¡¡Pues no he comido yo lentejas en el 36!! ¡Antes moro! Recuerdo un día en la mili cuando pelando patatas……….. Y comenzaba otra historia con todo lujo de detalles y nombres a los que se asombraba que yo no conociera….. ¡Si hombre! El hijo de la hija del de ese que vivía en la mancebería donde en el cuarto había un prostíbulo que tenía una manceba con unos pechos (nunca le oías decir tetas)……. Y así se podía tirar varios días seguidos.
Antonio tienes que escribir un libro de todo eso que me cuentas, le decía yo cuando tras una hora de escucharle ya era yo amigo del Rondollo, del Penalva, del Caralampio o de tantos y tantos compañeros que me iba narrando en sus historias.
Para cuando en Mayo le diagnosticaron un tumor cerebrar y desde su habitación del hospital donde conquistaba las atenciones de algunas enfermeras me llamó para pedirme la libreta y un bolígrafo, ya nada pudo ser igual. ¡Mira que soy tonto Manolo!, le oí decir alguna vez, lamentándose de no poder dejar un legado que tristemente terminaría en él ya que Lola, su mujer, no le había podido dar ningún hijo por la enfermedad que en los 70 se llevó su vida y la salud de aquel.
“Guala majanduchi” seguro que fueron sus últimas palabras además de las de ¡cuidad de mi hermana María!
Hay gente que me pregunta por la calle que cómo está Antonio, o el tío del Puro o Giménez o como quiera que le llamen allá arriba donde seguro se fumará puros como puños y besará a su Lolica del alma.
¿Cómo va a estar?………. espachao.
Descanse en paz.
Antonio Giménez Cámara (23-01-1923/13-08-2007)
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WELLCOME CHACAL, THANK BLUE BIRD
viernes, 24 junio, 2005, 11:48 AM - De mi para alguien
Afligido y cabizbajo por esos derroteros de nuestro padre Abrahan, se paseaba nuestro amigo Chacal sin otro motivo para la vida que la del dolor nauseabundo que por sus extremidades surgía.
Absorto en sus pensamientos y sentimientos veía cada vez más lejos aquel sueño que un día pudo rozar.
Engullido por una tarea fingida e inventada consistente en la protección a ultranza de su niña, pasaba nuestro personaje los días sin otra ambición que la venta del albaricoque congelao, la de la dieta del Häggen Dazs y la búsqueda desesperada del trifásico para su meritoria y anhelada resonancia.
Pero un buen día, a rebufo de los acontecimientos, pasó por el escaparate de una tienda y quedó enamorado de lo que vio. Su expresión cambió por completo. Los dolores quedaron sedados por un torbellino de sentimientos. Los colores volvieron a sus mejillas y a su vida. El azul pobló su sonrosado cuerpo apoderándose de todos sus rincones. Quiso sentirse vivo, quiso volver a nacer, volver a un estado que nunca debió perder.
Quiso quiso y sin darse cuenta le pasó lo que a todos los de nuestro género les pasa alguna vez, o más bien muchas veces. Le pasó eso que a los del sexo contrario les cuesta comprender.
Esa noche no durmió. No hizo más que darle vueltas a la cabeza de que debía ser suya. Sopesaba todos los contras aunque no había ninguno que superara la fuerza de su impulso. Nunca lo hay.
Al día siguiente todo era, aun si cabe, más confuso. Más traslúcido. La razón hacía acto de presencia y quitaba las sinrazones de lo espontáneo.
Pero todo estaba decidido. Estuvo desde el primer día que entró en sus pupilas aquel destello azul. Estuvo desde mucho antes quizás. Estuvo ya en el vientre de su madre. Estuvo antes de nacer su madre.
Por fin se la compró y contando sus billetes grapados uno a uno cogió su herramienta y la echó al coche.
Al día siguiente volvió a nacer.
Volvió a escribir
Volvió a ser el Chacal que estábamos acostumbrados.
Volvió la chispa de lo absurdo con lo normal, volvió la unión de lo real con lo ireal. Volvió simplemente Chacal.
Wellcome Chacal,
Thank Blue Bird
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